Mi cuerpo arde con el simple contacto del mundo exterior. Mis dedos son débiles y tiemblan inseguros, dolorosos, ante las teclas de este ordenador. Mis piernas no son capaces de moverse por sí mismas, si no es por una mente agotada que las obliga a desplazarse por el pasillo, del baño a la habitación, y viceversa.
Mis brazos, terriblemente cansados y pesados, sufren cada vez que tengo que estirarlos para alcanzar algo. Mi nariz, roja cual payaso divertido, enrojece con el contacto de un pañuelo. Y mi garganta, en carne viva, sufre a cada estornudo y escuece con cada arcada.
Mi tripa se estremece con cada simple movimiento de un cuerpo practicamente acabado y mi cabeza no para de pensar sin-sentidos que llenan hojas de papel de palabras inseguras e incoherentes.
Largas noches sin dormir y fatigas continuas a cada inútil movimiento que quiero realizar. Pero, como tú me dijiste, contigo aquí, las cosas malas pasan a ser la mitad de lo que eran. Eres... eres.
Largas noches sin dormir y fatigas continuas a cada inútil movimiento que quiero realizar. Pero, como tú me dijiste, contigo aquí, las cosas malas pasan a ser la mitad de lo que eran. Eres... eres.
Nonono no puedes estar así, con lo bonita que es tu sonrisa...! Mañana quiero verte con la contagiosa alegría que te caracteriza colgada del cuello :)
ResponderEliminarSabes? me acabo de dar cuenta que "odio la luz al oído" es un palíndromo (lo he buscado en google, no te creas que sabía cómo se llamaban :P). Tú si que molas.
Muá! mejorate prontito ^.^