6.470.818.671

En este momento hay 6.470.818.671 habitantes en el mundo. Algunos huyen asustados; otros vuelven a casa. Algunos cuentan mentiras para poder sobrevivir; otros se enfrentan a la verdad. Algunos son hombres malos en guerra contra el bien, y algunos son buenos y luchan contra el mal. Seis mil millones de personas en el mundo, seis mil millones de almas. Y a veces, sólo necesitas a una.

octubre 13, 2010

MIÉRCOLES.

Quizás todo empezó un día 10 por casualidad, o quizás no.

Quizás lo mejor es ponerse un folio delante en la hora de literatura y dejar que mis pensamientos lo llenen. Quizás pensar en ti a diario sea símbolo de algo. Quizás sea que tus besos me vuelven loca, o que me encanta cuando me aprietas contra ti.

Quizás lo mejor es ponerle una banda sonora a un momento perfecto, o pasear bajo la lluvia agarrada de tu mano. Quizás lo ideal es saber que me estás esperando apoyado en la pared, saber que puedo abrazarte cuando me plazca, o darte la razón como a los tontos. Quizás me encanta ilusionarme con tus mensajes o escucharte decir: 'te quiero' y que me vuelvas a besar.

Y quizás lo mejor eres . O quizás lo mejor soy yoO quizás, lo mejor somos nosotros.

octubre 10, 2010

DOMINGO.

Se despidió en Tribunal y empezó el duro trabajo de bajar los millones de escalones que la permitirían llegar hasta la línea 10. Eran aproximadamente las 6 de la tarde y estaba impaciente. Podía ser una de las tardes más maravillosas de su vida y estaba ciertamente entusiasmada. Le parecía que el tiempo pasaba excesivamente lento, las paradas eran eternas y ni siquiera sabía si él estaría esperando.

El desembarco lo hizo con toda la calma de la que fue capaz. Y ahí estaba él, apoyado en la pared, pantalones caídos, vans desgastadas, sudadera ancha y mirada baja. Sonrisas y abrazos entrecortados, vergonzosos amantes paseando bajo la lluvia. Puede ser hasta poético.

Largas horas caminando entre risas y miradas. Un escenario con una bonita batería, testigo del deseo de dos inquietas almas encapuchadas, deseosas de ofrecer más y más. Despedidas llenas de pegas y besos. Un ticket que se abre paso y la deja marchar. Alguien que la observa y nota su corazón latir.

octubre 02, 2010

SÁBADO.

Mi cuerpo arde con el simple contacto del mundo exterior. Mis dedos son débiles y tiemblan inseguros, dolorosos, ante las teclas de este ordenador. Mis piernas no son capaces de moverse por sí mismas, si no es por una mente agotada que las obliga a desplazarse por el pasillo, del baño a la habitación, y viceversa.

Mis brazos, terriblemente cansados y pesados, sufren cada vez que tengo que estirarlos para alcanzar algo. Mi nariz, roja cual payaso divertido, enrojece con el contacto de un pañuelo. Y mi garganta, en carne viva, sufre a cada estornudo y escuece con cada arcada.

Mi tripa se estremece con cada simple movimiento de un cuerpo practicamente acabado y mi cabeza no para de pensar sin-sentidos que llenan hojas de papel de palabras inseguras e incoherentes.


Largas noches sin dormir y fatigas continuas a cada inútil movimiento que quiero realizar. Pero, como me dijiste, contigo aquí, las cosas malas pasan a ser la mitad de lo que eran. Eres... eres.